[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.Lo único que queda de las bellas residencias en los alrededores de la ciudad, por el sector occidental, es un desierto humeante donde los chacales aúllan a la luna en mitad de la noche.Amram palideció.—¿Dónde puedo encontrar el caballo más rápido de Málaga? —exclamó, agarrando con todas sus fuerzas el brazo del mercader.—Déjalo en mis manos.Amram recorrió el viaje de cuatro días de Málaga a Córdoba en menos de tres.Sin detenerse, cabalgó por el levemente ondulado paisaje, ciego a su belleza de un color verde suave, con su tierna película primaveral salpicada de frágiles flores multicolores que el despiadado calor del verano no había marchitado aún.En su amargura, Amram habría considerado probablemente toda esa belleza como una cínica ilusión: la belleza de la naturaleza como la máscara del arte para ocultar su crueldad.El hijo primogénito y rebelde de Hai ibn Yatom nunca había deseado más fervientemente que se confirmara la verdad de los argumentos de su padre.Sólo deseaba una cosa: encontrar a Hai y a su hermano Natán, por muy extenuados que estuvieran, prodigando sus cuidados a los heridos de Córdoba en la casita de campo que había sido su hogar, con el ejercicio de su profesión al servicio de la protección de la familia.Si hubiera creído aún en el Dios de sus antepasados, habría rezado, pero el brutal salvajismo de las hordas beréberes —ellas también creación de Dios— había destruido para siempre su fe en la existencia de un ser más elevado.Y si este Ser fuera el misericordioso y omnipotente Ser en que los hombres querían, y necesitaban, creer, ¿cómo podía permitir que se perpetraran tales horrores contra inocentes seres humanos? Pero, si no existía, ¿a quién o a qué podía acudir el hombre ordinario cuando se le negaba cualquier tipo de socorro? En la mente lúcida y perspicaz de Amram, la fe ciega y la desesperación abismal se alzaban una frente a otra.Ninguna de las dos ofrecía una solución.¿Qué hacer, entonces? ¿Sólo una despiadada lucha para sobrevivir, cada hombre consigo mismo, de acuerdo con las implacables leyes de la naturaleza, donde no había templo ni sacerdote por cuya mediación suplicar misericordia de éste o aquel Dios Todopoderoso?Era casi mediodía cuando Amram divisó la casa.El espectáculo de los buitres, trazando círculos y bajando en picado, el hedor de carne humana en descomposición que le entraba por las aletas de la nariz, conforme Amram se iba acercando, extinguieron la débil esperanza que había albergado durante su viaje.Y, sin embargo, al entrar en la casa, se fue inclinando para dar la vuelta a las docenas de cadáveres mutilados que encontró tirados en el suelo, razonando contra toda razón que, si no encontraba a su padre, a Natán y a su madre entre ellos, tal vez se les hubiera otorgado cierta protección.Pero conforme se abría paso entre los muertos, sabía que no había podido ser así.Hai ibn Yatom no habría abandonado a los heridos que habían ido a él cojeando y arrastrándose en busca de ayuda, y Dalitha, por su parte, no habría abandonado nunca a Hai.Por la postura en que finalmente los encontró, era evidente que su padre había sido asesinado cuando estaba de rodillas atendiendo a un paciente, cuyo cuerpo estaba cubierto de cuchilladas.Él mismo había sido atravesado por detrás con una espada que, esperaba Amram, le habría quitado la vida en el acto.Había caído al suelo de lado y su cuerpo se había quedado rígido, adquiriendo la patética curvatura de un feto.A Dalitha la habrían arrojado también al suelo, cuando se dirigía a ayudarle.Imposible saber cuántos brutos la habían violado antes de estrangularla.Ciego, dando traspiés, pasó por los otros cadáveres y salió tambaleándose de la casa.Anonadado por el dolor y el horror, con las náuseas incontrolables que le producía el fétido olor de la hecatombe que le rodeaba, las arcadas se apoderaron de él y vomitó hasta que no le quedó nada dentro.Entonces, enjugándose el sudor frío de la frente y controlando el temblor de su cuerpo, miró a su alrededor en busca de un lugar adecuado para enterrar a sus padres.Mirara donde mirara, sus ojos tropezaban con absoluta desolación.El jardín alrededor de la casa, que había sido la escena de tanta vida, amor y risas, se había convertido en un páramo; a la huerta le habían quitado todo lo que podía servir de alimento, a los árboles frutales les habían amputado las ramas y habían arrancado los tiernos pámpanos de las vides en una incontrolable locura de destrucción [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • windykator.keep.pl
  • Strona pocz±tkowa
  • Laura Pulido Black, Brown, Yellow, and Left, Radical Activism in Los Angeles (2006)
  • Wollheim , Donald A La Mejor de la Ciencia Ficcion de los
  • Ciudad de los angeles caidos Cassandra Clare
  • Mezalians Palmer Diana
  • Hart Megan Nieczysta 18 2
  • MARGARET ATWOOD Oryks i Derkacz
  • Bodor Adam Z powrotem do uszatej sowy
  • Oleg Diwow Nocny Obserwator
  • Nora Roberts Rodzinne szmaragdy
  • Fleming Ian Operacja ''Piorun'' (2)
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • swpc.opx.pl