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.Si realmente se pasó toda la vida intentando mantener a Valentine lejos de la Copa, esto es lo mÃnimo que puedo hacer.Hodge le sonrió.—Creo que ella sabÃa que dirÃas eso —dijo.—No te preocupes —interpuso Isabelle—.Estarás perfectamente.Podemos manejar a un par de repudiados.Están locos, pero no son muy listos.—Y es mucho más fácil ocuparse de ellos que de los demonios —dijo Jace—.No son tan tramposos.Ah, y necesitaremos un coche añadió—.Preferiblemente uno grande.—¿Por qué? —inquirió Isabelle—.Nunca antes hemos necesitado un coche.—Nunca antes hemos tenido que preocuparnos por llevar un objeto inconmensurablemente precioso con nosotros.No quiero transportarlo en la lÃnea L —explicó Jace.—Hay taxis —indicó ella—.Y furgonetas de alquiler.Jace negó con la cabeza.—Quiero un entorno que controlemos.No quiero tener que tratar con taxistas o compañÃas mundanas de alquiler de vehÃculos cuando estamos haciendo algo tan importante.—¿No tienes permiso de conducir o un coche? —preguntó Alec a Clary, mirándola con velada aversión—.CreÃa que todos los mundanos tenÃan.—No cuando tienes quince años —repuso ella enojada—.Se suponÃa que conseguirÃa uno este año, pero aún no.—Pues sà que sirves de mucho.—Al menos mis amigos conducen —le replicó—.Simon tiene permiso de conducir.Lamentó al instante haberlo dicho.—¿Lo tiene? —inquirió Jace, en un tono incordiantemente pensativo.—Pero no tiene coche —añadió ella con rapidez.—¿Asà que conduce el coche de sus padres? —preguntó Jace.Clary suspiró, recostándose hacia atrás contra el escritorio.—No, por lo general conduce la furgoneta de Eric.Para las actuaciones y esas cosas.Y en ocasiones, Eric se la presta.Como cuando tiene una cita.Jace lanzó un bufido.—¿Recoge a sus citas en una furgoneta? No me sorprende que tenga tanto éxito con las damas.—Es un coche —replicó Clary—.Simplemente te enfurece que Simon tenga algo que tú no tienes.—Él tiene muchas cosas que yo no tengo —replicó Jace—.Como miopÃa, mala postura y una sorprendente falta de coordinación.—Sabes —indicó Clary—, la mayorÃa de psicólogos están de acuerdo en que la hostilidad es en realidad simple atracción sexual sublimada.—Vaya —exclamó Jace con despreocupación—, eso podrÃa explicar por qué me tropiezo tan a menudo con gente a la que parece que le desagrado.—A mà no me desagradas —soltó Alec con rapidez.—Eso se debe a que compartimos un afecto fraternal —indicó él, acercándose de una zancada al escritorio.Tomó el teléfono negro y se lo tendió a Clary.—Llámale.—¿Llamar a quién? —preguntó ella, buscando ganar tiempo—.¿A Eric? Jamás me prestará su coche.—A Simon —contestó Jace—.Llama a Simon y pregúntale si nos llevarÃa en coche a tu casa.Clary hizo un último esfuerzo.—¿No conocéis a ningún cazador de sombras que tenga coche?—¿En Nueva York? —La mueca burlona de Jace se esfumó— Oye, todo el mundo está en Idris para los Acuerdos, y de todos modos, insistirÃan en venir con nosotros.Es esto o nada.Trabó la mirada con él por un instante.HabÃa un reto en sus ojos, y algo más, como si él la desafiara a explicar su renuencia.Con una mueca de enojo, se acercó al escritorio y le arrancó el teléfono de la mano.No tuvo que pensar antes de marcar.El número de Simon le era tan familiar como el suyo propio.Se preparó para tener que vérselas con su madre o su hermana, pero descolgó él el aparato al segundo timbre.—¿SÃ?—¿Simon?Silencio.Jace la miraba.Clary cerró los ojos con fuerza, intentando fingir que él no estaba allÃ.—Soy yo —dijo—, Clary.—Sé perfectamente quién eres.—Sonaba irritado—.DormÃa, ¿sabes?—Lo sé.Es temprano.Lo siento.—Se enroscó el cordón del teléfono en el dedo—.Necesito pedirte un favor.Se produjo otro silencio antes de que él riera sombrÃo.—Estás de broma.—No estoy de broma —dijo ella—.Sabemos dónde está la Copa Mortal, y estamos dispuestos a ir a buscarla.La única cosa es que necesitamos un coche.Él volvió a reÃr.—Lo siento, ¿me estás diciendo que tus colegas matademonios necesitan que mi madre les lleve en coche a su siguiente misión contra las fuerzas de la oscuridad?—En realidad, pensaba que podrÃas pedir a Eric que te prestara la furgoneta.—Clary, si piensas que.—Si conseguimos la Copa Mortal, tendré un modo de recuperar a mi madre.Es la única razón por la que Valentine no la ha matado ni liberado.Simon lanzó un prolongado y sibilante soplido.—¿Crees que va a ser tan sencillo hacer un cambio? Clary, no lo sé.—Yo tampoco lo sé.Sólo sé que es una oportunidad.—Esta cosa es poderosa, ¿verdad? En Dragones y mazmorras por lo general es mejor no tontear con objetos poderosos hasta que uno sabe qué hacen.—No voy a tontear con ella.Simplemente voy a usarla para recuperar a mi madre.—Eso no tiene ningún sentido, Clary.—¡Esto no es Dragones y mazmorras, Simon! —medio le chilló.No es un divertido juego donde lo peor que sucede es que te sale una mala tirada en los dados.Es de mi madre de quien estamos hablando, y Valentine podrÃa estar torturándola.PodrÃa matarla.Debo hacer cualquier cosa que pueda para recuperarla., igual que hice contigo.Hubo una pausa.—Puede que tengas razón.No lo sé, éste no es realmente mi mundo.Mira, ¿adónde vamos a ir con el coche, exactamente? Para que pueda decÃrselo a Eric.—No le traigas —se apresuró a decir ella.—Ya lo sé —replicó él con exagerada paciencia—.No soy tonto.—Vamos a ir a mi casa.Está en mi casa.Se produjo un corto silencio
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